Un equipo de astrónomos de la Cornell University, liderados por Jean Luc Margot, han obtenido pruebas experimentales de que Mercurio tiene un núcleo líquido - lo cual cambia varias de las cosas que sabíamos sobre ese pequeño planeta, pero explica otras observaciones anteriores.

Mercurio. Crédito: NASA

Los científicos han realizado mediciones durante cinco años utilizando tres telescopios - uno en California, otro en West Virginia y un tercero en Puerto Rico. Asociado a cada telescopio había un radar - los investigadores enviaban un potente pulso de radar al planeta en un momento previamente calculado y, al recibir la señal de vuelta, tenían una imagen muy precisa de la cara del planeta mirando hacia la Tierra. Tan precisa que era posible “marcar” cada una de las irregularidades de la superficie.

A continuación esperaban un tiempo, unos 10 segundos, y realizaban la misma operación con otro de los telescopios. De esta manera podían saber cuánto se habían movido las irregularidades “marcadas” en el telescopio anterior y, así, medir con una precisión mucho mayor que ninguna conseguida hasta ahora la velocidad de rotación de Mercurio.

Realizando 21 mediciones de este tipo (sólo pueden tomarse cuando los dos planetas están alineados de manera adecuada y la “ventana” tiene únicamente 20 segundos cada vez), los científicos han conseguido no sólo medir la velocidad angular del planeta, sino sus cambios en la órbita alrededor del Sol.

Como Mercurio no es perfectamente simétrico, la gravedad solar perturba su velocidad angular dependiendo de qué parte del planeta mira hacia el Sol en cada momento. Es como si el Sol, de vez en cuando, diera un pequeño golpe al planeta a favor o en contra de su giro. Estas perturbaciones, denominadas libraciones longitudinales, son las que han medido los astrónomos.

¿Qué utilidad tiene la medición? Las libraciones de Mercurio son el doble de grandes de lo que deberían ser si el planeta fuera totalmente sólido. Dicho de otra manera: es como si hicieras girar un huevo supuestamente cocido y observaras que bandea y cambia de velocidad de giro periódicamente más de lo que debería. ¿Cuál sería tu conclusión? Que no es un huevo cocido sino crudo - tiene líquido dentro. Como siempre decimos, esto es una simplificación abyecta, pero si sirve para entender el asunto, bienvenida sea.

El hecho de que Mercurio tenga líquido en su interior significa que su núcleo, que hasta ahora se pensaba era de hierro sólido, está fundido. Lo cual cambia las ideas que teníamos acerca del planeta: Mercurio es tan pequeño que_ su interior debería haberse enfriado hace muchísimo tiempo_. Si no lo ha hecho es porque, o bien está más caliente de lo que pensábamos (y los científicos no creen que haya pruebas de que sea así o lo notaríamos desde fuera) _o bien porque el núcleo contiene otros elementos _(como azufre) que disminuyen el punto de fusión, de manera que estando a la temperatura que pensábamos, es aún líquido.

Por otro lado, el hecho de que el planeta tenga un núcleo fundido explica algo que antes no podíamos justificar:_ Mercurio tiene un campo magnético._ Es mucho más pequeño que el de la Tierra (alrededor de un 1%), pero existe, lo cual hace suponer que hay corrientes cargadas en su interior, algo asociado a los núcleos fundidos de planetas en rotación.

En resumen: este descubrimiento no va a cambiar nuestro concepto del Universo, pero es interesante comprobar cómo, poco a poco, vamos perfeccionando nuestro conocimiento acerca del Sistema Solar. Además, conocer exactamente cómo es Mercurio hoy puede ayudarnos a entender cómo se formó el planeta en el origen del Sistema Solar.

Para saber más: Artículo en Physorg.