Sí, el proceso de ciberización continúa. Científicos del Doheny Eye Institute, _parte de la _University of Southern California, están desarrollando un proyecto que inicia una nueva etapa este año y suena un poco a ciencia-ficción: un implante retinal que convierte las imágenes recibidas desde una cámara en impulsos eléctricos nerviosos. Estos impulsos se transmiten al nervio óptico desde la retina, de manera que el resultado para el usuario es una forma de visión artificial.
Crédito: Doheny Eye Institute/USC
El corazón del sistema es un chip que se conecta quirúrgicamente a la retina. Este chip tiene una serie de electrodos conectados a las terminaciones nerviosas del nervio óptico en la retina. Por lo tanto, no es útil para personas cuya ceguera se debe, por ejemplo, a daño en el nervio óptico, ni en la parte de la retina más cercana a él. El chip tiene un receptor de señales inalámbricas, y recibe la información desde una cámara externa que el usuario lleva en unas gafas.
Cada uno de los electrodos del chip está conectado a una célula sensitiva en la retina, de manera que cada uno de ellos proporciona un pixel de información visual. El primer modelo que el instituto construyó en 2002 tenía 16 electrodos, y ya permitía al usuario percibir burdamente su entorno. Además, al haber estado implantado cinco años, el chip primitivo ha demostrado que el ojo no sufre daño y la integración entre los componentes biológico y electrónico es muy buena.
La nueva versión, que va a probarse durante todo este año y los dos siguientes, tiene ya 60 electrodos - una imagen de 60 píxeles es aún poco detallada y no permite leer salvo letras enormes, pero sí permite cosas como ver los objetos y personas que hay alrededor. Además, aunque es mucho más preciso, el nuevo chip tiene la cuarta parte del tamaño del primero y puede implantarse en hora y media (la primera versión necesitaba casi siete horas).
La _FDA (Federal Drug Administration), _el organismo del gobierno americano que aprueba los ensayos clínicos, ya ha dado el visto bueno para una prueba oficial a mayor escala del sistema. Por ahora, los participantes en la prueba serán personas mayores de 50 años que, en algún momento de su vida, han tenido una visión normal.
Lo que más ha sorprendido a los científicos en las pruebas realizadas hasta el momento es cómo el cerebro de una persona que ha sido capaz de ver pero ahora es ciega, al recibir las señales del chip, es capaz de “rellenar” los huecos dejados por la baja resolución del sistema y percibir una imagen decentemente buena - la información “inventada” por el cerebro, que la estima a partir de los píxeles adyacentes, no siempre es correcta, pero sí lo es en una gran parte de los casos y permite una ilusión de mayor percepción que la que realmente proporciona el equipo. De ahí que se esté probando por ahora con personas que alguna vez han visto.
Los científicos esperan que, una vez acabado el ensayo clínico, puedan comercializar una tercera generación del dispositivo que tenga la suficiente resolución para ser usada por pacientes con degeneración macular debida a la edad. Su objetivo en cinco años es empezar a probar un chip con más de mil electrodos.
Para saber más: Artículo en ScienCentral, Artículo en el Annual Review of Biomedical Engineering.