Científicos del University of Chicago’s Center for Astrophysical Thermonuclear Flashes han conseguido realizar una simulación por ordenador de la muerte de una enana blanca.
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Estas estrellas, que tienen una masa parecida a la del Sol pero un tamaño parecido al de la Tierra - un centímetro cúbico de estas estrellas tiene una masa de alrededor de una tonelada - tienen inevitablemente una muerte violenta: cuando su combustible nuclear se acaba, la enorme presión en su centro inicia una explosión terrible que denominamos supernova de tipo Ia. Puesto que la mayor parte del hierro del Universo se ha producido en estas supernovas, es muy probable que hayas tocado los restos de una supernova hoy mismo.
La magnitud de una supernova de este tipo es tan gigantesca que es difícil de imaginar: la temperatura alcanza miles de millones de grados. Las “burbujas” que se forman en el centro de la estrella son despedidas hacia fuera a velocidades de unos 6.000.000 km/h. ¡Recorren los 2.000 km hasta la superficie de la estrella en un segundo!
El proceso completo desde que se inicia la supernova hasta que la explosión llega a su término dura sólo tres segundos, pero la cantidad de información que hay que procesar para poder simularlo es tremenda: los científicos han utilizado más de 700 procesadores, y miles de horas de computación para lograrlo.
¿Por qué tanto interés en conseguir una simulación así? Conocer exactamente cómo se producen las supernovas de este tipo es muy importante porque se utilizan como “marcadores” para medir distancias estelares: como todas ellas tienen un brillo muy parecido, puede medirse la distancia a la que se encuentran mediante su brillo aparente desde la Tierra. Esto permite, por ejemplo, conocer a qué velocidad se expande el Universo.
A su vez, conocer cómo de rápido se expande el Universo es un problema muy importante para los astrofísicos: parece que se está expandiendo cada vez más rápido, y esto es difícil de explicar. Conocer exactamente cómo funcionan las supernovas Ia nos permitirá medir las distancias con mucha precisión y, por lo tanto, saber cuál es la velocidad real de expansión del Universo … y, tal vez, por qué es así.