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Las conquistas de Alejandro Magno (IV)




Continuamos tras los pasos de Alejandro. En el capítulo anterior hemos vencido definitivamente a Darío en la batalla de Gaugamela, conquistado sus capitales y subyugado a la mitad de su territorio. Sin embargo el enemigo continuará peleando más que nunca. Comienza aquí la conquista de la parte central del imperio. No encontraremos en este capítulo grandes batallas como la de Issos o la mismísima Gaugamela, sino más bien una infinidad de pequeños pero mortales combates.

Reconozco que la etapa que veremos a continuación resultará dificultosa de seguir; muchos nombres nuevos de lugares, avances, retrocesos, etc. crearán un cocktail de difícil digestión. Incluso en libros de grandes historiadores esta etapa es compleja de seguir, por lo que mi humilde y limitada capacidad narrativa se verá exigida al máximo. Pido perdón de antemano.

Veamos ahora el recorrido de ésta etapa. Tomense un breve tiempo para familiarizarse con los nombres y la geografía. Como observan, luego de la muerte de Darío comienza la persecución de Beso, el nuevo autoproclamado Rey de Persia. Avanzaremos por el sur en Areia, Drangiana y Arachosia. En Kabul cruzaremos el temible Hindu Kush y entraremos en Bactria y Sogdiana donde nos esperan feroces guerreros. Luego de pasear por Sogdiana volveremos al sur hacia Kabul para cruzar hacia la India por el paso de Khyber y llegar así al río Indo.

El recorrido de esta etapa

El recorrido de esta etapa

Como siempre hago, aclaro que este relato sucede durante el siglo IV antes de Cristo, por lo que las fechas mencionadas serán todas asumidas como A.C. Sólo aclararé con D.C. si algún hecho ocurrió después de Cristo.

Traición entre sus hombres de confianza

Ya en la frontera con Afganistán, Alejandro seguía reclutando soldados de las regiones conquistadas y recibía refuerzos de Grecia. También sabía que ya no se enfrentaría con mercenarios griegos a sueldo de los persas, ya que estos preferían ser contratados por él. Incluso ya estaban listos los primeros soldados asiáticos entrenados al estilo macedonio y que además ya hablaban griego. En su inicio hacia el este, Satibarzanes, sátrapa de Areia, se somete a él y Alejandro lo confirma en su puesto. Luego se entera de que Beso (recordad que era uno de los traidores de Darío) se hace llamar rey de Asia y que estaba agrupando fuerzas. Alejandro, viendo esto, actúa con rapidez y se dirige hacia él. Pero en el camino se entera de que la última satrapía que había conquistado, Areia, se había rebelado y asesinado a la guarnición que Alejandro había dejado allí. ¡Esta rebelión fue organizada por el mismo sátrapa que Alejandro había designado, Satibarzanes, que buscaba aliarse con Beso! Era la primera vez que una satrapía se le rebelaba y debía ser sofocada inmediatamente antes de que la idea se propagara, ya que además ponía en peligro las líneas de comunicación de su ejército. Inmediatamente vuelve con su ejército y pone todo bajo control, eliminando a los cabecillas, pero no logra evitar que el sátrapa traidor huya con unos cuantos hombres y se una a Beso.

Siguiendo la ruta Persa hacia Drangiana, Alejandro se topará con uno de los momentos más difíciles que requerirán todo su aplomo y fuerza de decisión. Un muchacho macedonio le cuenta a Alejandro que su hermano escuchó cómo su pareja se jactaba de un plan para asesinarlo. Si bien esto no suena tan complejo, el muchacho agrega que antes de avisar al propio Alejandro sobre la tentativa de asesinato sobre él, le había consultado a Filotas, comandante de los jinetes Compañeros, hijo del mismísimo Parmenión y gran amigo de Alejandro, sobre lo que su hermano le había contado. Filotas había hecho caso omiso y el muchacho insistió sin éxito, pues Filotas no le hacía caso. Esta renuencia de Filotas en avisar a Alejandro que su vida corría peligro era muy sospechosa para el muchacho, quién logra acercarse a Alejandro por otros medios. Inmediatamente Alejandro manda arrestar a todos los implicados, incluyendo Filotas. El juicio fue a la manera macedónica. En una asamblea se convocó a todos los macedonios como jueces. Los otros implicados que también habían sido hecho prisioneros  señalaron a Filotas como parte del complot. Filotas negó su participación y argumentó que no tenía sentido preocupar al rey por un rumor tan poco fundado, y que por eso que no le avisó. Pero las pruebas eran demasiado fuertes. Filotas y los demás traidores fueron ejecutados según la tradición, atravesados por jabalinas macedónicas.

Pero persistía un problema que seguro que muchos estarán pensando: ¿cómo se lo tomaría Parmenión, que estaba en Ecbatana con numerosas tropas y a cargo del tesoro del nuevo imperio de Alejandro? La asamblea también consideró a Parmenión parte del complot y ordenó que fuera ejecutado. Unos jinetes fueron enviados con la orden escrita, se la presentaron a Parmenión, ¡que ignoraba todo!, y al mismo tiempo le ejecutaron. Hemos hablado al inicio de la serie sobre algunas costumbres de la época sobre la traición al rey. Es por esto que es necesario contextualizar la decisión de eliminar a Parmenión. Alejandro amaba a Parmenión como a un tío, de modo que su pérdida le causó muchísimo sufrimiento en lo personal, y en lo estratégico perdió a uno de sus mejores generales.

Estos acontecimientos alejaron un poco a Alejandro de sus amigos; ya no podía confiar ciegamente en su círculo más íntimo. Es por esto que profundiza su relación con los persas, trata más con ellos, se empieza a vestir como ellos. De todas formas esto puede ser visto también como parte de su política conciliadora, ya que al fin y al cabo Alejandro era también su rey.

Hacia el Norte

Prosigamos. Mientras Alejandro sigue fundando ciudades, el sátrapa traidor de Areia, Satibarzanes, quien había huido de Areia cuando Alejandro se enteró de su traición, regresa a aquella región y nuevamente vuelve a sublevarse, causándole otra vez problemas en la retaguardia. Esta vez Alejandro envió tropas de su ejército y atacó también desde otro frente con tropas asentadas en Partia. La lucha fue muy dura pero acabó a favor del nuevo rey de Asia, quien esta vez deja un macedonio de confianza a cargo de Areia. Concluido el asunto su marcha continúa exitosamente en Aracosia. Se reencuentra con parte del ejército que había salido de Ecbatana cuando él estaba tras la pista de Darío (recordemos que Alejandro había partido con algunas tropas veloces para alcanzar a Darío, recién ahora es cuando el resto del ejército lo alcanza). A su vez recibe a los emisarios espartanos que habían sido enviados luego de la victoria de Antípatro. Luego toma rumbo Norte y avanza por la ladera de los montes del Hindú Kush donde como ya veremos, siendo invierno, la pasaron realmente mal. Allí observan la gruta donde había estado encadenado el titán Prometeo, amigo de los mortales y condenado a estar encadenado por habernos dado el Fuego. También vieron la gruta donde anidaba el águila que se comía su hígado pero al ser inmortal volvía a regenerarse. Mitología aparte (que de seguro habrá fascinado a los griegos de la expedición) a medida que avanza sigue conquistando tierras. Muchas se someten voluntariamente mientras que otras son forzadas a hacerlo. Finalmente llega a Kabul donde funda una ciudad cerca de allí, con veteranos, llamada Alejandría en el Cáucaso, hoy Bagram donde los Estados Unidos tienen una base aérea de operaciones.

Uno de los tanto pasos del Hindu Kush.

Uno de los tanto pasos del Hindu Kush. Por donde podría haber pasado Alejandro

Seguimos en el año 329. Beso estaba del otro lado de los montes, con una fuerza de excelente caballería bactriana, tranquilo porque Alejandro jamás cruzaría en invierno con su ejército el Hindú Kush. ¡Sin embargo le llegan noticias que Alejandro estaba efectivamente cruzando los montes con todo su ejército! Horrorizado, huye hacia el norte, hacia Sogdiana, mientras los bactrianos, sus recientes aliados, al ver que Beso se va, vuelven a sus casas. El cruce de los montes del Hindú Kush será comparado con el futuro cruce de Aníbal de los Alpes. El sufrimiento del ejército de Alejandro fue inconmensurable. No solo se quedaron sin provisiones, también muchos hombres sufrieron mal de altura a los 3500 metros y la nieve provocaba ceguera. Por la falta de madera las tropas se comían las mulas de transporte crudas. Alejandro, sufriendo lo mismo que sus hombres, los arengaba a seguir avanzando. Finalmente, después de 17 días, cruzan los montes, acaban con la resistencia local y se toman un merecido descanso.

Beso cruza el río Oxus (el actual Amu Darya) incendiando los botes para impedir que Alejandro cruce. Éste toma con éxito la satrapía de Bactriana y se dirige a cruzar también el Oxus hacia el Norte persiguiendo a Beso. El calor empezaba a ser intenso, el agua comenzaba a escasear y se dice que Alejandro rechazaba agua cuando se la ofrecían, quería demostrar a que él sufriría las mismas penurias que sus hombres (este hecho volverá a repetirse más adelante). Para cruzar el río, de un kilómetro de ancho, arma balsas rellenando con paja las tiendas de cuero de los soldados. Al cruzar el río se encuentra con un pueblo de origen mixto: griego y persa, descendientes de unos sacerdotes griegos que se habían visto en la necesidad (año 479) de entregar el tesoro de su templo a Jerjes y que luego lo acompañaron de vuelta a Persia y se asentaron en ese lugar remoto. Alejandro dudaba en cómo tratar a estos descendientes de los traidores de las guerras con los Persas. Según algunas fuentes arrasó la aldea, matando a todos los varones adultos y esclavizando al resto. Estos aldeanos eran conocidos como los Branquidas. Alejandro seguía con el papel del vengador de las guerras persas.

Volvamos a Beso. Las cosas parecían salirle mal, pues un grupo de sus oficiales (Epistamenes y Datafernes) lo traiciona y lo entrega a Alejandro mientras ellos continuan con la rebelión. Alejandro lo envía a los persas para que sea castigado por traición a la manera persa, mutilando su nariz y los lóbulos de las orejas. Luego es enviado a Ecbatana para que sea ejecutado. Vale la pena recordar que Beso había traicionado a su rey Darío asesinándole, en un acto de cobardía que era detestado por Alejandro. Incluso los persas, quienes ahora eran aliados de Alejandro amaban a Darío y detestaban a Beso por lo que el gesto de ser juzgado por los persas fue recibido como un buen gesto de su parte.

Beso nunca logró cumplir su sueño de ser el nuevo emblema de la resistencia de los persas ni logró unirlos en contra de Alejandro, ya que el macedonio había sido muy astuto en su trato hacia persas y medas, tratándolos como iguales, asignándolos en puestos importantes e incluso reclutando a muchos de ellos en su ejército.

Los Escitas

A continuación, Alejandro toma la satrapía norte, Sogdiana y avanza hasta el río Jaxartes, actual Sir Darya, frontera del imperio. Del otro lado habitaban los escitas, pueblo independiente de los persas y de mucho cuidado, por lo que deja guarniciones allí. Todo parecía serle fácil de nuevo, hasta que ocurre otro alzamiento: 30.000 hombres de Sogdiana se sublevan y se esconden en la montaña. Alejandro pasa a la ofensiva atacando las montañas donde es herido nuevamente por una flecha que le fractura el peroné. Luego de duro combate en las montañas 8.000 rebeldes huyen y Alejandro aplaca la rebelión, aunque con importantes bajas. Para evitar nuevas sublevaciones funda una nueva Alejandría (“Escate” o “de la frontera”). Sin embargo la rebelión se propagó en casi toda Sogdiana y parte de Bactriana, todos se habían unido contra él. Incluso los escitas del norte estaban armando un ejército. Esto era extremadamente peligroso, el ejército de Alejandro corría serio peligro y, de tener éxito la rebelión en este confín del imperio, el resto se caería a pedazos.

Los escitas eran temibles arqueros

Los escitas eran temibles arqueros

No había tiempo para pensar, debía darse un ejemplo inmediatamente. Alejandro toma por asalto varias ciudades. Los varones fueron ejecutados y las mujeres y niños fueron entregados a su ejército como parte del botín. Luego de continuar tomando ciudades logra al final establecer el orden. Una de estas ciudades era Cirópolis, fundada por Ciro el Grande, donde Alejandro es herido por una roca que lo deja inconsciente. Mas allá de todo el éxito, aún quedaba la amenaza de los escitas. De vuelta en Alejandría Escate, Alejandro fortalece la ciudad y asienta a griegos y macedonios no aptos para el servicio activo, e incluso restablece a algunos sogdianos que son perdonados y le juran lealtad. Su plan consistía en cruzar el río Jaxartes mientras unas catapultas le protegen del enemigo. Aquí Alejandro dará nuevamente muestra de su capacidad.

La caballería escita era temida y respetada en todo el imperio persa. Ni siquiera el gran Ciro pudo contra ellos. Las tácticas de combate escitas son únicas y poco ortodoxas para el estándar de la época: consistía en atacar con la caballería causando el mayor daño posible y huir; al no tener bases permanentes y estar constantemente en movimiento, el enemigo de ellos no tiene a quién atacar. Alejandro sabe que los debe tentar a que entren en batalla y allí tenderles una trampa para que no huyan y se rearmen. Para esto, después de cruzar con éxito el río, envía unas pocas tropas débiles como cebo y detrás de ellas una pantalla de infantería que escondía a su caballería. Los escitas muerden el cebo y atacan a la distancia dando vueltas en círculo a los infantes usados como cebos. Mientras, aparece por sorpresa la caballería macedonia, que sale de detrás de la segunda infantería que cubría la posición de pantalla, y ataca a los escitas por los flancos. La sorpresa fue total. Los escitas pierden 1000 hombres y huyen. Si bien la victoria no es completa, el rey escita entiende que la “invencible” táctica escita fue vencida y no se deben correr riesgos con el macedonio, nuevo rey de Asia, por lo que le promete colaboración de ahora en adelante y no molestar en la frontera. Alejandro, más tranquilo, bebe agua en mal estado en un descanso  y cae gravemente enfermo, pero los temibles escitas ya fueron domados. Mientras esto acontecía, la rebelión seguiría causando dolor de cabeza: Epistamenes, uno de los comandantes rebeldes, destroza una fuerza macedonia en Maracanda (hoy Samarcanda). Alejandro vuelve de la frontera escita y toma la ciudad, pero el líder rebelde logra escapar.

Muerte de Clito el Negro

Durante todo el 328 y 327 Alejandro y su ejército se dedican a continuar la guerra contra los rebeldes en Bactriana y Sogdiana. Epistamenes, el nuevo líder rebelde, continuaba acechando y atacando y causaba dolores varios de cabeza. Durante una celebración en Maracanda ocurrió otro de los hechos que afectarían de por vida a Alejandro. Ocurría, como es costumbre en los banquetes reales, que los hombres de confianza se excedían en bebida y comenzaban a hablar de más. Un cantante no tuvo peor idea que narrar unos hechos que avergonzaban a los macedonios, pero entre las risas de los persas y de Alejandro el cantante se sentía seguro. Sin embargo, la vieja guardia macedonia, es decir, los oficiales mas veteranos, estaba muy enojada. Clito el Negro, quien salvó a Alejandro en la batalla del río Gránico, estaba muy ebrio y despotricaba contra los logros de Alejandro diciendo que eran inferiores a los logros de Filipo, su padre. Una clásica discusión generacional entre la juventud macedonia, alegando que Alejandro logró lo imposible y que era hizo de Zeus, y los viejos macedonios que criticaban la actitud de Alejandro al sentirse de procedencia divina, el hijo de Amón y todo eso. Incluso llegaron a burlarse de él. Cuando parecía que la situación iba a explotar los amigos de Clito lo sacan afuera para que no diga más insultos al rey. Sin embargo, vuelve al salón y continua atacando verbalmente a Alejandro, criticando incluso que se había “asiatizado”, se vestía como ellos, lucía como ellos y empezaba a pasar más tiempo con ellos. Alejandro, preso de ira y lleno de alcohol en la sangre, lo atraviesa con una lanza.

Cuando se da cuenta de lo sucedido cae en una profunda depresión de la que le costará muchísimo salir. Quizás nunca se haya recuperado de la tristeza por haber matado a uno de sus mejores generales y al más antiguo soldado de Filipo que de niño pasaba tiempo con Alejandro. Lo peor era que comenzaba a haber diferencias dentro de su ejército.

Fin de las sublevaciones y la conspiración de Calístenes

Pero volvamos a la lucha contra los rebeldes, a quienes Alejandro no da respiro. La presión hace que ellos mismos se harten de huir del macedonio, por lo que asesinan a Epistamenes y le entregan la cabeza a Alejandro jurándole lealtad. Sin embargo, a pesar de que ya no tienen un líder como Beso o Epistamentes, eso no impide que pequeños poblados y tribus aún mantengan una actitud rebelde. No vale la pena entrar a ver cada acción, pero sí hubo una que fue interesante. A comienzos del año 327, en pleno invierno, un grupo de rebeldes se refugia con sus familias en un peñón que les brindaba excelente protección. Era el famoso peñón Sogdiano. Alejandro llega al lugar y los defensores se burlan de él diciendo que para llegar aquí necesita soldados con alas ya que el peñón tenía todos los lados muy escarpados. Pues bien, entonces Alejandro arma un escuadrón de 300 experimentados escaladores macedonios. Con estacas y cuerdas ascienden por un costado con mucha dificultad, muchos incluso llegan a perder la vida. Sin embargo logran hacer cima sorprendiendo al enemigo, quienes, creyendo que eran miles los que habían subido, se rinden sin pelear para proteger sus familias. Uno de los líderes sogdianos era Oxiartes, quien le ofrece en matrimonio a Alejandro a su hija, la bella Roxana. Alejandro se enamoró inmediatamente y aceptó. Además, era hora que engendrara un sucesor. Alejandro tenía 29 años, Roxana 16. No era la primera mujer que tuvo, ya que había empezado una relación no formal con Barsine , una noble persa con quien llegó a tener un hijo que nunca llegaría a heredar el reino de Alejandro. De todas maneras no confundirla con otra Barsine, una de las hijas cautivas de Darío. Sin embargo con Roxana sería otra historia, ya que se casaría con ella.

Alejandro avanza ahora hacia el peñón de Corienes donde se encontraban otros rebeldes al mando de un tal Corienes (el mismo nombre que el peñón). De difícil acceso y fuertemente defendido, Alejandro determinó que había que construir un puente en el valle entre dos picos desde donde podría apostar sus catapultas. Una vez terminadas las obras y pronto para batallar, Corienes, asombrado, pide hablar con Oxiartes (que ahora estaba del lado de Alejandro) para que le aconsejara. Éste habló bien de Alejandro y de su ejército y le recomendó que se rindiera, cosa que hizo, gesto por el que Alejandro lo confirmó como líder local en la región. Corienes a su vez proveyó de alimentos al ejército del Magno.

Geografía de la zona

Geografía de la zona (Wikipedia)

Con el nordeste del imperio pacificado, volvemos nuestros pasos hacia la vieja ciudad de Baktra, la Madre de todas las Ciudades (hoy Balh, ver foto). Allí le llegan a los oídos de Tolomeo información sobre una conspiración que falló. Esta vez fueron los pajes reales. Resulta que un Paje Real tuvo la mala idea de cazar durante una cacería un animal que era para Alejandro, por lo que como castigo fue azotado. Con resentimiento convenció a su amante y a otros pajes reales de vengar la afrenta asesinando al rey Alejandro. El plan, que fracasó, consistía en entrar al dormitorio de Alejandro y asesinarlo. Durante esa guardia nocturna era el turno de uno de los pajes conspiradores. Sin embargo esa noche Alejandro no volvió a su dormitorio ya que una mujer siria medio bruja le advirtió que no volviera. En fin, Alejandro esa noche la pasa con sus amigos y se salva de ser asesinado.

El hermano de uno de los pajes conspiradores se lo contó a Tolomeo (a quien ya conocemos de capítulos anteriores) quien a su vez avisó a Alejandro, que inmediatamente manda arrestar a los involucrados. Como les sonaba raro que los jóvenes tuvieran una idea tan absurda, supusieron que habían sido incitados  por alguien con distintas ambiciones, así que los torturaron hasta que confesaron que Calístenes, el griego e historiador oficial de la expedición había organizado todo. Últimamente Calístenes se había mostrado ofensivo contra la actitud de Alejandro hacia la adopción de la cultura persa y como buen ateniense aborrecía la idea de tener que postrarse ante él, es decir hacer la proskynesis. En realidad todos los griegos y macedonios se mostraban en contra de ello. Pues bien, todos los pajes fueron ejecutados por orden de la asamblea macedonia. De Calístenes se sabe menos, aunque está claro que al no ser macedonio no podía ser juzgado por la asamblea macedonia, sino por una griega. En fin, el asunto es que termina de una u otra manera siendo ejecutado. En Atenas este hecho causaría un escándalo entre los eruditos y la facción antimacedónica, ya que Alejandro no tenía pruebas suficientes contra Calístenes, y lo tildaron de dictador, se burlaron de su adopcion por las costumbres bárbaras y también por su matrimonio con una bárbara (Roxana) y de sus perversiones sexuales. Quizás la ejecución de Calístenes fue uno de los pocos errores políticos de Alejandro.

India

Para el final de la primavera del 327 Alejandro vuelve a cruzar con dificultad el Hindu Kush hacia el Este, hace base en Alejandría en el Cáucaso (refundada por Alejandro dos años antes, como vimos), cruza por el Paso de Khyber y se dirige hacia el río Indo. Como ya dijimos, Aristóteles creía que la India era un pequeño territorio del lado Este del río Indo y que el océano estaba cerca. Alejandro aprendería que el filósofo estaba equivocado y que además la población era muy numerosa. Vale la aclaración que en realidad el Valle del Indo define lo que hoy es la república de Pakistan.

Estamos en el invierno del 327/326. Alejandro envía una avanzada que sin grandes inconvenientes conquista el lado oeste del valle del Indo y algunos gobernantes del lado este le obsequian presentes. Sin embargo, al llegar Alejandro no se fía de ellos y es por eso que, acompañado de una gran tropa, entra en la región este del Indo. Inmediatamente la tribu de los aspasianos le ataca, aunque sin mucho éxito. Alejandro los derrota haciendo muchos prisioneros y con un importante botín en bueyes. La siguiente tribu, la de los gures, lo acepta como rey, pero la tribu de los asacenios reúne un fuerte ejército que se repliega a defender la ciudad. Luego de dura lucha Alejandro impone su régimen.

Roca Aornus

Roca Aornus. Alejandro avanza hacia las posiciones fuertemente defendidas por Indios (BBC In the footsteps of Alexander)

El ejército de Alejandro a estas alturas era formidable. Contaba con soldados muy bien entrenados, su caballería era letal y realizaba ataques sorpresivos con una precisión envidiable. Sus comandantes y oficiales, además, eran excelentes. Por último, para demostrar al enemigo que la resistencia era fútil, ya cerca del río Indo decide atacar otro punto inexpugnable, el famoso peñón o roca de Aorno, la actual Pir-sar (como vemos, en aquella zona hay muchos peñones transformados en fortalezas). Ni el mismísimo Hércules había logrado tomarla. Subiendo con guías locales por un sendero dificilísimo y sorteando obstáculos naturales, además de la constante nieve, logra tomar la cresta y atacar al enemigo. Incluso necesitó máquinas de asedio para doblegarlos; para plantar las temibles máquinas tuvo que rellenar el terreno entre el valle para su transporte. Una vez que las máquinas pudieron ser puestas en posición la victoria fue total.

Al llegar al valle del Indo se reúne con el grueso de su ejército que había seguido un camino más directo. Forma una alianza con Taxiles, el rey de la región, y construye unos pontones para cruzar el río con 75.000 hombres. Alejandro entraría a donde ningún griego había llegado nunca, ni siquiera Dionisio. Taxiles le había provisto de 5.000 hombres. Alejandro avanza hacia su próximo obstáculo, el río Hidaspes (hoy Jhelum en la región del Punjab).

Finalizamos aquí esta entrega, que espero no os haya costado seguir y os haya gustado. Hasta la próxima, donde nos internaremos en la lucha contra un pueblo duro de conquistar.


Sobre el autor:

chapu77 ( )

entusiasta de la Historia y la astronomía pero decidió trabajar de ingeniero informático.
 

{ 10 } Comentarios

  1. Gravatar Oldman | 23/12/2010 at 01:00 | Permalink

    Un buen regalo de Navidad. Gracias, felicitaciones y Felicidades.

  2. Gravatar javier | 23/12/2010 at 01:13 | Permalink

    muchas gracias por el artículo, soy un fanatico de la estrategia y he devorado los 4 en un abrir y cerrar de ojos.

    Un comentario: en la página que enlaza con esta (que es en la que se ven los artículos de la serie) en lugar de aparecer un 8 ) aparece uanc arita sonriente pro que te han cambiado el número por el emoticono correcpondiente.

    No es que me parezca mal, queda simpatico :P .

    pero igual querías corregirlo.

    Un saludo.

  3. Gravatar chapu77 | 23/12/2010 at 02:12 | Permalink

    @Oldman: Me alegro les guste… felicidades a usted también

    @javier: Muchas gracias por los comentarios… también veré eso que me comentas sobre el8) y el emoticón. saludos

  4. Gravatar Macluskey | 23/12/2010 at 03:24 | Permalink

    @javier: Gracias por el comentario del emoticono… no me había dado cuenta.

    Resulta que si poner un 8 y un paréntesis seguido, el bicho lo interpreta como un emoticono con gafas, así: 8) Los artículos estaban numerados 1), 2)… y al llegar al 8, pues eso: 8)

    Arreglado!

  5. Gravatar BlindSmile | 29/01/2011 at 03:06 | Permalink

    Hola, Quisiera seguir animándote a que elabores estos fantásticos artículos con entusiasmo, y que no desfallezcas por los escasos comentarios, ya que, estoy seguro que sigue muchísima gente tu trabajo. Ahora que voy a tener un poco más de tiempo empezaré a leer tus artículos con toda la ilusión del mundo.

    Un saludo ;)

  6. Gravatar David | 31/01/2011 at 02:19 | Permalink

    Excelente serie, espero con ansias la próxima entrega. Felicitaciones y muchas gracias! :)

  7. Gravatar chapu77 | 31/01/2011 at 02:33 | Permalink

    @BlindSmile y @David: Muchas gracias amos! es bueno saber que los leen con entusiasmo. Realmente dan ganas de seguir escribiendo ¡Saludos!

  8. Gravatar chapu77 | 31/01/2011 at 02:34 | Permalink

    errata: “ambos” ;)

  9. Gravatar Maria | 04/11/2014 at 12:40 | Permalink

    Por que las fecha de conquistas de Anos de Alejandro descienden en ves de ascender

  10. Gravatar El Observador | 01/06/2017 at 09:28 | Permalink

    @Maria: Porque suceden antes de Cristo…

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