Como se anunció en la presentación, en esta serie hablaremos de las múltiples interpretaciones filosóficas acerca del tiempo, a lo largo de la historia. Quizás no exista un concepto tan familiar y corriente, y que a su vez esconda tantos enigmas y paradojas, como es el de tiempo. Alguno puede pensar que examinar su naturaleza es simplemente tener ganas de discutir; pero, como veremos, cuanto más se investiga sobre este concepto, más perplejos nos quedamos a causa de su inmensa complejidad. Cuando se intenta describir lo que los humanos llamamos tiempo, frecuentemente se llega a una confusión, acorde a la sinuosa y difusa naturaleza de este término. Se puede notar tal desconcierto en las célebres palabras de San Agustín cuando, por fines del siglo IV, cuestionó:
¿Qué es, pues, el tiempo? ¿Quién podrá explicar esto fácil y brevemente? ¿Quién podrá comprenderlo con el pensamiento, para hablar luego de él? Y, sin embargo, ¿qué cosa más familiar y conocida mentamos en nuestras conversaciones que el tiempo? Y cuando hablamos de él, sabemos sin duda qué es, como sabemos o entendemos lo que es cuando lo oímos pronunciar a otro. ¿Qué es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé; pero si quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé.Confesiones, XI, 14
El deseo por comprender el tiempo ha generado perspectivas muy variadas en las distintas civilizaciones y en los diferentes períodos históricos. Los primeros hombres consideraban fundamentalmente que tiempo era circular. Todo lo que comenzaba se desarrollaba y moría, y el proceso se repetía. A esta concepción, de la que hablaremos en este artículo se la denomina tiempo Cíclico.
El concepto de tiempo se desarrolló en la antigüedad, a partir de la contemplación de la finitud, del cambio, de la degeneración, de la vida y muerte, de los ciclos presentes en la naturaleza. La observación de los astros –que surgió mucho antes que la propia Filosofía– fue de gran trascendencia, puesto que motivó a los antiguos a creer que, tal como el Sol y la Luna, todo lo que existe es movimiento cíclico, todo lo que perece luego renace. De hecho, en las grandes civilizaciones, surgió una pasión de carácter artístico, por el afán de medir el transcurso del tiempo, y comprender la estructura de estos ciclos.
Por ejemplo, los mayas desarrollaron uno de los calendarios más sofisticados, basado en el conteo ininterrumpido de los días, durante generaciones, y la observación permanente de los astros. Tuvieron la necesidad de determinar un día cero inicial, al que ubicaron en el 13 de agosto de 3114 a.C. -de nuestro calendario-, probablemente por algún suceso astronómico. Lo destacable es que no llevaban una sola cuenta de los días, sino varias, sincronizadas brillantemente entre sí, siendo la más importantes la de 260 días llamada Tzolkin, dividida en 13 meses de 20 días –dado que la numeración maya es en base 20- , y la de 365 llamada Haab, dividida en 18 meses de 20 días también, más otros 5 para completar el ciclo. Combinaban estos dos calendarios, en la llamada Rueda Calendárica, creando un ciclo de 18.980 días (el mínimo común múltiplo de 365 y 260). Es decir que cada 52 años del Haab, se cumplía un ciclo, que podría entenderse como el “siglo maya”.
La avidez (u obsesión, quizá) por entender esta cualidad cíclica del tiempo, impulsó notablemente el desarrollo de las civilizaciones antiguas. El florecimiento de la Filosofía en Grecia no fue la excepción. Los primeros griegos pensaban que el transcurrir del tiempo iba desde el caos hacia el cosmos, para luego regresar al caos, y así sucesivamente, en un ciclo eterno. Es decir que todo lo que nace en la naturaleza, se degenera, deviene, y muere, para luego volver a nacer, y repetir el ciclo.
En realidad, el concepto de tiempo se desarrolló en la mitología antes que en la filosofía. Tal como cuenta la Teogonía de Hesíodo, Cronos, el dios del Tiempo, temía ser destronado por alguno de sus hijos, por lo que los iba devorando sin piedad, uno a uno al nacer. El mensaje que parece querernos transmitir es que el tiempo es una fuerza capaz de destruir a todo aquello que se le interponga. Aunque, como en toda mitología, también se presta para otras interpretaciones.
La noción cotidiana que generalmente tenemos sobre el tiempo es, en efecto, aquello que todo lo degenera, que todo lo destruye, como puede ser nuestra propia vida: nacimiento, niñez, adolescencia, adultez, envejecimiento y muerte. En este caso es notorio el pase del cosmos (orden) al caos (desorden). Pero los antiguos le tenían pavor a la finitud; no podían aceptar de ninguna manera que, cuando un evento terminase fuese el definitivo fin, sino que cada final debería ser causa del comienzo de un nuevo suceso. Esto condujo a que, en la mayoría de las civilizaciones, surgiera la idea del la reencarnación o la nueva vida después de la muerte.
Uno de los más antiguos filósofos griegos, considerado también como el primero de la historia fue Tales de Mileto (sí, el del teorema matemático). Nacido entre los años 639 y 624 a.C., argumentaba que el Agua es el arjé u origen, esencia y causa de todas las cosas, en la que se cree, fue la primera explicación significativa del mundo físico. Tales reflexiona que el agua es la condición de la vida, del desarrollo, del cambio en el mundo. No existe la materia inerte, todo está vivo; y es el agua el fundamento que impulsa la naturaleza y le da sentido al transcurrir del tiempo. De este hombre no se conservan escritos; de hecho, se cree que su filosofía fue transmitida sólo oralmente. Pero sí tenemos datos indirectos, gracias a las menciones que hicieron de él, entre otros, Aristóteles y Diógenes Laercio. Éste último, en su obra “Vidas de los más ilustres filósofos griegos”, atribuye estas dos grandes frases a Tales:
Lo más grande es el espacio, porque lo encierra todo.
Lo más sabio es el tiempo, porque esclarece todo.
Uno de los discípulos de Tales fue Anaximandro, que nació por 610 a.C. Él fue un extraordinario pensador y, como ahora veremos, un gran exponente de la concepción cíclica del tiempo. Anaximandro tenía una interpretación del origen del todo más abstracta e interesante que la de Tales. Para él, no se trataba de ninguno de los cuatro elementos de la naturaleza –agua, tierra, fuego y aire-, sino de algo indefinido o infinito, a lo que llamó ápeiron. Porque la razón última de la existencia de las cosas materiales, no podría ser justamente algo material, como el agua o el aire, sino que debía ser algo indefinido, infinito y atemporal. Ahora bien, todo lo se desprende del ápeiron, todo lo que en la naturaleza nace, se separa de este infinito e inmutable, para así comenzar a experimentar temporalidad; desde entonces, está condenado al cambio, a la mutación, así como a la destrucción y desaparición, para luego volver a surgir en un ciclo continuo, como Simplicio nos cuenta:
Anaximandro dijo que el “principio” y el elemento de todas las cosas es “lo infinito”. Ahora bien, a partir de donde hay generación para las cosas, hacia allí también se produce la destrucción, según la necesidad [...] de acuerdo con la disposición del tiempo.
Es sorprendente que estas consideraciones condujeron a Anaximandro a adelantarse una enorme cantidad de siglos, a la teoría de la evolución de las especies. Según él, todas las cosas tienen un origen común (el ápeiron), es decir, toda la existencia de los seres vivos se reduce a un ancestro común, tal como Plutarco señala:
[Anaximandro] Dice además que el hombre, originariamente, surgió de animales de otras especies, porque las demás especies se alimentan pronto por sí mismas, y sólo el hombre necesita de un largo período de crianza. Por ello, si originariamente hubiera sido como es [ahora], no hubiera podido sobrevivir.
Otra conclusión que extrajo este filósofo, es que debe existir una multiplicidad de mundos, esto es, que el nuestro no es el único. Él nos dice que a partir del ápeiron se generan todos los cielos y los mundos que hay bajo ellos. Esos infinitos mundos nacen, duran un tiempo limitado y luego se disuelven, para después volver a nacer, en un movimiento eterno. Todo lo que llega a ser cosmos (orden), debe culminar en el caos (desorden), y repetir el ciclo hasta la infinidad.
Sin embargo, es muy importante diferenciar los conceptos de tiempo Cíclico con el de Eternidad, y no confundirlos al considerar infinita la duración de ambos. Porque este último se refiere a la no degeneración, al no cambio, al no ciclo, sino un a tiempo que no tiene principio ni fin, y que también es interpretado como un no-tiempo. Del origen de este concepto tan pantanoso, que tiene implicaciones profundas y abstractas, y que se contrapone drásticamente con lo visto hoy, hablaremos en la próxima entrada.
Las épocas cambian, y hoy nos pueden parecer extrañas o tal vez ingenuas las afirmaciones de los antiguos; pero la grandeza y riqueza de los filósofos griegos no reside en la veracidad de sus teorías, sino en el modo en que pensaron y filosofaron en busca de la razón, en busca de comprender el mundo, desligándose de los mitos y ligándose a la investigación crítica.
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{ 12 } Comentarios
Hay un pequeño error: Crono, padre de Zeus y el Dios que se comía a sus hijos no era el Dios del tiempo como en muchas ocasiones se cree. Crono es el Dios de las cosechas y Chronos es el Dios del tiempo. Es una confusión extremadamente común. Por otro lado, muy intersante eso del tiempo cíclico.
@Carlos
Sí, tienes razón, pero yo en ningún momento nombré a Chronos, sino a Cronos (o Crono, como también se lo llama). Cronos era el Dios de las Cosechas, como bien dices, pero también lo era de las Estaciones del año y del Tiempo referente a los humanos. Por eso dije “en la Teogonía de Hesíodo”, y no “en la Teogonía Órfica”.
Además de tener nombres parecidos, también tenienen ciertas cualidades similares. Si hubiera nombrado a Chronos como padre de Zeus, ahí sí hubiera sido una metida de pata tremenda.
Te agradezco por tu comentario
Muy interesante y preciso tu articulo, salvo por la imagen del “calendario maya” que añades. Ese calendario es, en efecto, prehispanico mesoamericano, pero no corresponde a la cultura maya. Ese es el calendario Azteca y dada la morfologia social, teologica, politica y cultural de aquel entonces, es casi como decir que los huicholes eran excelentes astronomos.
Si quieres un par de imagenes de calendarios mayas reales puedes acudir a estos vinculos:
http://nirmanarathiya.wordpress.com/2008/12/06/the-mayan-calendar/
http://www.mondolatino.eu/culturasprecolombianas/mayas/calendariomaya.php
Es lamentable, pero es un error increiblemente comun el atribuir el calendario azteca a cuanta cultura mesoamericana se encuentran.
Animo y sigue con los buenos articulos.
Muchas gracias por la corrección, Rectifikor. Ya actualicé la imagen. Me alegra que te haya interesado el artículo. Saludos.
A lo mejor el ingenuo es el que cree que lo antiguo es menos cierto por ser expuesto antes cronológicamente. No hay pruebas para descartar que la vision griega sea falsa.
@Pope: Estamos seguros de que nuestra vision del mundo es la verdadera, porque es la última
Muy buen articulo, pero que es el tiempo?, una cosa intangible por si sola? el cambio es la base de las cosas y no la permanencia?
Gracias por escribir estos articulos
En una interpretacion muy particular podria decir que el tiempo no existe, es una invencion creada por la necesidad creciente del hombre, porque si no existiera el hombre no hubiera tiempo. El tiempo sin el hombre (sin humanos), es un punto largo, estatico, vivo, cambiante, pero eterno. Cuando el tiempo inventado por el hombre devore a la humanidad, el mismo (el tiempo) solo quedara como un punto largo, estatico, vivo, cambiante y terno.
Esta errata se me pasó el otro día:
Donde dice: “Ahora bien, todo lo se desprende del ápeiron, todo lo que en la naturaleza “
Yo pondría un QUE: “Ahora bien, todo lo QUE se desprende del ápeiron, todo lo que en la naturaleza”
Y mis felicitaciones a Lucas, por su forma de escribir y su conocimiento
¿Existe algún teléfono para comprar algunos libros?
Tomás: Pues no. Los libros que hemos publicado los autores de El Cedazo se encuentran e esta página: http://eltamiz.com/elcedazo/biblioteca-el-cedazo/ y pueden ser gratuitos o bien de pago; en cada entrada se cita dónde se pueden adquirir estos últimos, normalmente en lulu.com o amazon.es.
Saludos.
El error al analizar este tipo de fenómenos es que mezclamos las cosas, por ejemplo, reseñas que los antíguos consideraban el tiempo circular porque todo comienza se desarrolla y muere para volver a comenzar. Si revisamos, la materia es la que cumple este ciclo, o la vida si se quiere; pero este ciclo es ajeno al tiempo, que simplemente “avanza”.
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El tiempo cíclico…
[c&p]La interpretación del tiempo ha sido muy variada en las distintas civilizaciones y en los diferentes períodos históricos. Los primeros hombres consideraban fundamentalmente que tiempo era circular. Todo lo que comenzaba se desarrollaba y moría…
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